Exámenes de Confianza a Candidatos Políticos
Por Omar Alejandro De León Palomo
La situación de criminalidad, incapacidad de gobernar o falta de interés por hacerlo, en materia de seguridad pública en el país es un problema generalizado que ha afectado a la sociedad.
Ante esta situación, se plantean medios de reacción para poder disminuir la antisocialidad que afectan política, sociocultural y económicamente a México. Entre ellos se encuentra la posibilidad y necesidad de aplicar filtros a los candidatos que quieren obtener un puesto de elección popular. Pero no filtros sobre su afinidad política o tiempo de militancia en algún partido, sino que se base en su integridad y capacidad moral e intelectual para desempeñar un cargo.
En México existe una incongruencia en cuanto a la elección de aquellas personas que representan, dirigen y administran un municipio, estado e incluso el país; ya que no se les exige una preparación específica, o bien, pasar las pruebas de control y confianza que se les aplica a aquellas personas que desempeñarán un cargo público relacionado con la administración, aplicación y procuración de justicia que no son elegidos en democracia.
¿Qué se requiere para ser Gobernador en Tamaulipas?
El artículo 78 de la Constitución Política del Estado de Tamaulipas indica que para ser gobernador solo se requiere:
I.- Que el candidato esté en pleno goce de los derechos de ciudadanía y que no haya ocurrido en su perjuicio ninguno de los motivos de pérdida ni de suspensión de derechos.
II.- Que sea mexicano de nacimiento;
III.- Que sea nativo del Estado, o con residencia efectiva en él no menor de 5 años inmediatamente anteriores al día de la elección;
IV.- Que sea mayor de treinta años de edad el día de la elección; y,
V.- Y Que posea suficiente instrucción. (En este último no se especifica en que rama y cómo se medirá eso)
Asimismo, el Código Electoral para el Estado de Tamaulipas, indica que además de los anteriormente mencionados el ciudadano estar inscrito en el Registro Federal de Electores en el Estado y contar con credencial para votar con fotografía.
¿Sorprendido?
Otro panorama se mira cuando una persona intenta ingresar a la policía Estatal, ministerial, o servicios periciales, por citar algunos ejemplos, ya que es necesario que no tengan antecedentes penales y que pasen las pruebas médicas, de antidoping, psicológicas, socioeconómicas e incluso el tan cuestionado polígrafo. Pero para dirigir a estos últimos sólo es necesario que ganes unas elecciones.
¿Qué tan necesario es que los candidatos pasen estas pruebas? O bien, que pasen por un proceso de selección?
Los casos que se han hecho públicos en México donde se ha visto la participación de altos funcionarios con la delincuencia nos dan una pauta para pensar en un cambio de procedimientos para la asignación de candidaturas en el país, que seguramente la ciudadanía no verá de mala gana sino como esperanza y estrategia ante el problema de seguridad que enfrenta el país.
Según el índice global de impunidad de este año, elaborado por la Universidad de las Américas de Puebla, México se sitúa en el segundo país con mayor impunidad a nivel mundial, y esta impunidad es consecuencia de la corrupción. Por lo tanto, es necesario que se cambie el paradigma que se tiene en la política mexicana.
Cabe señalar que esta idea no es nueva, de hecho se ha tratado de implementar muchas veces pero a final de cuentas no se ha logrado constitucionalizar este requisito, quizás porque muchos prospectos a candidatos quedarían fuera en el proceso de selección.
Algo que también es necesario puntualizar es que la ciencia de la Criminología no ha sido tomada en cuenta en los exámenes de control y confianza, y es allí donde se pudiera tener un panorama más transparente sobre la calidad moral de los aspirantes en cuanto a cometer ilícitos dentro del ejercicio de sus funciones.
Pero lo importante de la falta de una reglamentación adecuada y de que se perfeccionen los métodos de control y confianza es lo que nos queda: Candidatos que serán elegido por todo menos por su capacidad real de administración, menos por su integridad moral y psicológica y mucho menos por su peligrosidad, como la llamamos los Criminólogos, que no es más que el nivel de probabilidad de que una persona cometa un acto ilícito que dañe a la sociedad.
Omar Alejandro De León Palomo
El Autor es Escritor y Conferencista, Licenciado en Criminología con Maestría en Criminología y Ciencias Forenses, autor del Libro “Definición Moderna de la Criminología de México” y Director de Criminociencia (www.criminociencia.com).
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