Prevención de la Antisocialidad en México desde un Enfoque Criminológico
Por Raúl Campos Smith
El Estado mexicano se ha caracterizado desde siempre como un Estado corrupto, inseguro, cleptómano, con altos niveles de antisocialidad, donde se observa claramente la existencia de una descoyuntura entre el pueblo, la sociedad y la normativa que el Estado implementa para el buen vivir del ciudadano.
A lo largo del tiempo, se ha tratado de combatir cuestiones de inseguridad, índices de peligrosidad en ciudades conflictivas, entre otras cuestiones; pero lo que es interesante es que el gobierno, las políticas públicas y políticas criminológicas prestan mayor atención a la cuestión represiva, mediante aumento de penas privativas de la libertad, flexibilidad del sistema de aplicación de justicia en cuanto a dictar órdenes de formal prisión, mayor presupuesto para seguridad pública, fondos destinados para centros penitenciarios de alta tecnología y seguridad, utilizar y manipular los medios de comunicación para beneficio político y encubridor de problemas existenciales y un sin fin de problemas encaminados al aumento de la severidad en el sistema de aplicación de justicia.
Pero, ¿alguna vez han apostado por la prevención? ¿Alguna vez ha sido prioridad la prevención de las conductas antisociales para combatir la antisocialidad y fomentar la reestructuración del tejido social?
Violencia genera más violencia
Todas esas ideas por las que el Estado de Derecho opta a llevar a cabo, se alejan considerablemente de las políticas criminológicas y de prevención para la disminución de las conductas antisociales, ambientes de peligrosidad y de un Estado en armonía
El campo de la prevención es basto, amplio y con mayor capacidad de acción y de resultados para la erradicación de la crisis social, en materia de conductas antisociales. Es decir, si se tomara en serio la prevención como mecanismo de acción contra la antisocialidad, en donde se atendieran y se consideraran cuestiones que incluyan consideraciones de tipo económico, político, social, desarrollo e impulso en educación, tanto familiar como intelectual, así como aspectos de carácter psicológico-emocional, la vida en sociedad sería plena, soberana y sin ningún aquejo; pues las consideraciones antes mencionadas son pilares fundamentales para la soberanía ciudadana, disminuyendo considerablemente los índices de antisocialidad.
La contrariedad es que no se le da el énfasis necesario en la aplicación de estas consideraciones, dejando de lado la parte preventiva, ocasionando que haya retroceso en la sociedad.
Para una planeación de políticas criminológicas, no sólo es necesario que los juristas participen, ya que se limita el panorama a atención de perspectivas diversas como lo es en prevención, debido a la limitada percepción que tienen del panorama real, falta de conocimiento en el tema o simple ignorancia o negligencia. Es necesario el conocimiento y aplicación interdisciplinario, mediante la implementación de soluciones sociales, identificando factores predisponentes de la antisocialidad como con el preventólogo; estudio de etología del delito, con el criminólogo; el estudio de las causas de la antisocialidad y el análisis conductual de la evidencia en crímenes, para establecer el paradero de criminales e implementar posteriormente la justicia, con el perfilador criminal; atención a víctimas del delito en todas sus modalidades (violación, robo, hostigamiento, acoso, etc.) y prevención del mismo en los tres niveles, con el victimólogo; en la eficaz aplicación de planes preventivos penitenciarios y de reinserción social, así como el estudio minucioso de la conducta criminal y de aplicaciones para tratamiento del delincuente dentro del sistema penitenciario y post-penitenciario, con el penitenciarista, entre otras muchas disciplinas más que pueden auxiliar a la prevención como mecanismo de reconstrucción social.
Si el actuar de estas ciencias fuera interdisciplinario, y no multidisciplinario, la retroalimentación sería de mayor alcance e impacto para confrontar problemáticas actuales de antisocialidad, en todos los sectores sociales y de la correcta aplicación de la prevención en todos sus niveles.
Actualmente, los altos niveles de antisocialidad y ambientes de peligrosidad ha orillado a modificar las técnicas de intervención criminológica y preventiva a la Criminología, pues la antisocialidad tiene también una evolución y actualización, utilizando tanto la tecnología y sus recursos económicos a su favor, como los sectores sociales desamparados para reclutar más a su favor, haciendo que la labor de erradicación de la antisocialidad sea de mayor dificultad para las organizaciones gubernamentales, el criminólogo y para la vida en sociedad.
Sobre el Autor
Estudiante de la Licenciatura en Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales, miembro y difusor de la Academia Mexicana de Investigadores Forenses, así como del Consejo Nacional de Profesionales y Estudiantes en Psicología.
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