La Criminología en las Universidades
Por Oscar Omar Hernández Romero
Alfonso Quiroz Cuarón ha dejado una luz criminológica que por mucho tiempo seguirá iluminando este camino de las Ciencias Forenses, aunque en algunos planes de estudio universitarios ya no se hable de él, siempre levanta la mano el alumno “curioso” preguntando algún dato concerniente a este importante criminólogo mexicano, o en su defecto, no falta el catedrático que lo mencione en su clase.
Hablar de Cuarón es hablar de la personalidad del buen Criminólogo, Médico Forense e Investigador. Pero no es hablar de la Criminología como tal. Hay que iluminar el salón de clases con la luz de Cuarón, pero también encaminar al alumno a lo que la Nueva Criminología está dando a luz. Si no se toma en cuenta esto, solo se estaría enseñando “historia” de la Criminología y no Criminología.
Es triste encontrarse dentro de la Licenciatura en Criminología con estudiantes (ya avanzados) con una tendencia a las conductas desviadas, Es triste escucharlos hablar de las conductas antisociales y agredir verbalmente a los compañeros, o leer en la red social comentarios de este tipo debajo de una nota periodística anunciando la muerte de asaltantes de autotransporte: “una escoria menos”, “se lo merecía desde antes” ó “maldito perro se lo merecía”; incluso ese incómodo “tssss, hijo de puta” que viene después de mencionar una violación a una nena de 4 años de edad en el salón hace notar que el criminólogo en formación no se está preparando para su profesión.
Nadie puede dar lo que no tiene. Un dentista e incluso un buen mecánico dental deben tener su dentadura limpia y arreglada, el refrigerador del técnico en refrigeración que tiene en casa debe de trabajar al 100%, la psicóloga no debería estar atada a relaciones destructivas y el criminólogo no debería ni tomar a la ligera sus comentarios respecto a las actitudes desviadas (parasociales, antisociales y asociales) y si debería tomar en cuenta de dónde viene.
Si hay violencia en el salón, hay violencia en casa y por lo tanto habrá violencia en todo el contexto social. No estoy diciendo que el Profesional no tenga problemas en el ámbito biopsicosocial, no somos semidioses, hablo de una labor que se debe llevar a cabo en el salón de clases; la madurez emocional debe ir ligada al crecimiento profesional y es algo que no se ha tomado en cuenta. Puede ser una de las raíces de la situación actual.
El catedrático debe redoblar esfuerzos y no solo enseñar la asignatura encomendada, sino trabajar con los factores que se detectan como desviados para tener profesionales de calidad no solo en el conocimiento, sino en lo moral, afectivo y emocional. “Es una tarea un tanto quijotesca” me comento hace poco un profesor sentado desde su escritorio al escuchar parte de este tema. Pero a mi punto de vista es mejor que observar el camino desviado y también desviar la mirada hacia otro punto y no ayudar a enderezarlo.
La Criminología se vive desde el salón de clases, aquel que acepta y voltea a ver el tipo de familia que tiene, siendo esta disfuncional, ha ganado un amplio margen ante sus competitivos; la empatía y aceptación hacen del criminólogo con estas características un mejor profesionista alerta a los gritos de ayuda de familias enteras que viven violencia familiar. Aquel criminólogo que escuchando en la clase un tema y se ve reflejado y esconde el movimiento de emociones y sentimientos en lo más profundo en algún momento le saltarán con comentarios que no son los adecuados para esta profesión.
Trabajar desde la formación estos aspectos dará mejores resultados a la hora de tener titulo y cedula profesional. Cada vez hay más universidades brindando la carrera de Criminología, así que habrá más criminólogos en unos cuantos años, es deber moral formarlos en esta posición: Madurez emocional e impecable formación.
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